Teletransportarse a los años 70 y a la cultura hippie. El pueblo de Sayulita se ha convertido en el destino favorito de surfistas de todo el mundo que buscan la ola perfecta, fiesta y buen rollo asegurados.
En la década de los 90 era un pueblo de pescadores de 2.000 habitantes, ahora es la cuna del surf en México y viene gente de todo el mundo para coger sus olas. Es una ciudad pequeña y pintoresca en la costa del Pacífico, con calles coloridas repletas de bandoleras, casas pintadas en tonos chillones, tiendas boho chic y playas perfectas para practicar surf. Un lugar que derrocha filosofía hippie, lleno de amantes de la música, la literatura y el arte.
Sayulita ha sido denominado «Pueblo Mágico», y fue el destino de México más visitado en 2016. Un lugar donde no existe el tiempo, gente merodeando descalzos por sus tiendas y puestos sin rumbo fijo, y en las calles cuelgan carteles y posters con lemas hippies como «Paz y Amor» para los más bohemios.
Un pueblo que reúne mar y montaña, con exuberante vegetación que llega hasta la zona de la playa, dejando espectaculares paisajes. Y como dicen por allí, se vive muy bien: días para tirarse en una hamaca, disfrutar del las vistas, ir a visitar ballenas, atardeceres, cervezas y hacer surf.
En la calle de los Delfines y sus alrededores encontrarás la mayoría de las tiendas hippie chic, como Pachamama o Evoke The Spirit. Para desayunar, os recomendamos la terraza del bar Rubens, y el restaurante por excelencia para comer es Don Pedro’s, con increíbles vistas a la playa y famoso por su ceviche. Otra parada obligatoria en Sayulita es la Playa de los Muertos que, aunque suena un poco tétrico, es un lugar precioso. El Día de los Muertos es un fenómeno en todo el país, una fiesta que se vive con alegría y diversión.
La mejor manera de moverse por Sayulita es alquilar una bici y explorar cada uno de sus rincones mágicos. A parte del surf, también puedes disfrutar de actividades como buceo, vela o incluso retiros de yoga y meditación. Sus playas de arena fina, aguas cristalinas, calles con encanto y paisajes de postal atraen a gente de todo el mundo. Sin duda, un destino que dará mucho que hablar.