¿CANADÁ o MADRID?

En pleno barrio de Chamberí, y con un estilo rústico, se esconde el nuevo restaurante del grupo Bar Galleta y no nos lo hemos querido perder, es como viajar a un ‘lodge’ montañés de Canadá.

Un pasillo de madera, paredes con cornamentas de ciervo, platos típicos canadienses como el ‘poutine’. El restaurante El Canadiense ha llegado a Madrid para darnos a conocer la comida canadiense y reinterpretar los clásicos del Bar Galleta, consiguiendo una gastronomía única en un espacio acogedor y diferente, donde las culturas se superponen.

En una zona estratégica entre los barrios madrileños de Chamberí y Malasaña, el arquitecto Joaquín Morán ha convertido este local en una pequeña cabaña de madera, que tanto nos recuerda a esas casas canadienses junto a los lagos. El propietario de este restaurante es Carlos Moreno Fontaneda, de la familia galletera Fontaneda. Carlos deja a su paso mucha experiencia, ya que es dueño de tres conocidos restaurantes en la capital: Bar Galleta, El Perro y La Galleta y Raro Rare.

Lo primero que nos cuenta Carlos es que Canadá siempre ha sido uno de sus destinos favoritos por su impresionante naturaleza, además de su multiculturalidad. En su nuevo local, Carlos ha introducido la gastronomía americana con influencia de la cocina francesa y la cocina asiática, desde un punto de vista galletero y fusionando todas las culturas. Claramente el sirope de arce es el ingrediente estrella, logrando trasladarnos a Canadá. Tampoco puede faltar una pincelada de galleta en sus platos, como por ejemplo los “chicken popcorn” rebozados en galleta, consiguiendo así esa conexión con el resto de restaurantes del grupo.

La comida es contundente siguiendo la gastronomía típica canadiense. Los platos que probamos fueron el poutine (patatas fritas con salsa gravy y queso), berenjenas rebozadas en galleta y los “chicken popcorn” rebozados en galleta, de entrante. Las hamburguesas son su especialidad; la Porki y Quebec fueron nuestras elegidas. Y todavía nos queda el postre, las deliciosas key lime pie y la pecan pie.

Una muestra de que la fusión de cocinas no tiene límites y la mezcla de sabores encajan a la perfección, sin perder una pizca de autenticidad.